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viernes, 19 de febrero de 2010

El Ferrocarril de Antofagasta a Bolivia y la poesía de Nelly Lemus




Las fotografías fueron tomadas en la estación Antofagasta del FCAB

El Ferrocarril de Antofagasta a Bolivia (FCAB) es un sistema ferroviario chileno, constituido en Londres en el año 1888, como la Antofagasta (Chili) and Bolivia Railway Company, en la época del auge salitrero.
A diferencia de otros ferrocarriles mineros contemporáneos logró sobrevivir a la caída del mercado del salitre natural y hoy presta variados servicios de transportes, destacándose el transporte de productos e insumos mineros como cátodos de cobre y ácido sulfúrico.
El transporte de carga nacional e internacional de realiza a través de una red ferroviaria propia, de trocha métrica, de más de 900 kilómetros, la cual se conecta con el Ferrocarril Andino de Bolivia, Ferronor en Chile, y Ferrocarril Belgrano en Argentina.
Desde 1980, la empresa pasó a manos de Antofagasta PLC, una empresa del grupo Quiñenco.


Historia

Hacia 1880, Mejillones, entonces territorio de Bolivia, tenía acceso al ferrocarril administrado por la empresa "Huanchaca". Después de la guerra del Pacífico, la propiedad del ferrocarril para a manos de la compañía "The Antofagasta (Chili) and Bolivia Railway Limited Co.”, de capitales ingleses, quién administró las líneas férreas y los puertos de todo el sector de la pampa salitrera.
Esta compañía no comenzó a ocupar sus nuevas instalaciones inmediatamente, sino que arrendó por 15 años las líneas e infraestructura a la compañía Huanchaca.
Durante esos 15 años el puerto de exportación que se utilizó fue Antofagasta. Cuando este arriendo se acabó, la compañía inglesa decidió invertir para modernizar las instalaciones y así poder agrandar su negocio, pero se vio en el conflicto de no poder expandir sus instalaciones en Antofagasta producto del reducido espacio habilitado para tales fines.
Entre 1906 y 1907 se desarrollan las negociaciones entre Harry Usher, administrador General del Ferrocarril de Antofagasta a Bolivia y el gobierno de Germán Riesco, presidente de Chile. Desde estas se aprobó la línea férrea, de Mejillones al km 35 de la línea principal.
Es aquí cuando se construye la gran maestranza del Ferrocarril Antofagasta Bolivia, en Mejillones. Esta le dio, una fuente de progreso a la comunidad de Mejillones, por ejemplo en el abastecimiento de agua potable, o en la distribución de electricidad. Incluso dentro de la maestranza se vendía hielo para la comunidad, en épocas que no existían los refrigeradores. La maestranza cierra finalmente en la década de los '80.


Otra historia (olvidada) rescatada por la escritora Nelly Lemus

Nelly Lemus Villa, nació en la Oficina Salitrera Bellavista; su infancia y juventud transcurrieron en el Puerto de Chañaral.
En 1968 se traslada a Antofagasta donde conoce al poeta Andrés Sabella, realizando una intensa actividad cultural. Juntos recorrieron los escenarios de los sindicatos, para compartir con los trabajadores el recuerdo y recuento de la memoria colectiva del movimiento obrero.
En el año 1973 debe hacer frente a la nueva situación histórica, volviendo a las aulas e incursiona en la investigación de las danzas promesantes, participando activamente en el conocido Tambo Atacameño.
En los últimos años su trabajo ha sido reconocido con la distinción de Dama del Ancla de Oro en Antofagasta (2000) y con la Medalla del Centenario de Neruda entregada por el Gobierno de Chile.
Actualmente, además de escritora, desarrolla actividades como educadora popular y dirige el taller de danzas pampinas.
En 2006, al cumplirse el centenario de una de las tantas represiones sangrientas que tuvieron lugar en el norte chileno durante la época del salitre, Nelly Lemus escribió el poema que a continuación se transcribe, aparecido en la revista Eco Pampino Nº28 de julio de ese año.

Que nunca más haya olvido

Que nunca más haya olvido.
Cuando a las 5 de la tarde caminemos
Por la apacible presencia de la Plaza Colón
En medio de una ciudad que se viste
De tarjetas de crédito y edificios
Y de tantos transeúntes sin memoria
La Plaza Colón y Prat con Matta
Tienen historia de carreras, de miedo
De dignidad obrera, gran constructora de calles y edificios
Sin tiempo para comer lo necesario
Sin ninguna defensa,
Sólo el escudo urgente de una huelga.

¡Claro! Fue en 1906, nadie de los aquí presentes
Puede sentirse culpable.
Estamos a 2006 claro que en el mismo mes y
Exactamente el mismo día.
Pero miremos más allá de los ojos y vitrinas
Más allá de las manos y el compromiso humano
Y sabremos qué pesa en cada uno
Especialmente en memorias más viejas
La complicidad más terrible: el silencio adornado
Por la fea corona del olvido.

¿Qué cosa tan terrible pedían los obreros
del Ferrocarril Antofagasta a Bolivia en 1906?
Un despilfarro, una vergüenza:
media hora, sólo 30 minutos más para almorzar.
Entonces escandalizados con su estupor repleto de monedas
El poder económico pidió medidas
Y las medidas siempre tan cristalinas
Tenían forma de soldados
Porque cuando se unen los obreros y no bajan la cabeza
Un espanto carcome la carne empresarial y gobernante.
Los gritos e insolencias
Son peste incontrolable: Entonces a disparar,
¡ay! Estas calles testigos,
¿Llorarán a veces por las noches,
recordando el 6 de Febrero de 1906?
Después de 100 años y de 100 muertos
ese día todavía nos llama Juan González Marambio.
Él que llegó corriendo hacia la muerte.

Y hoy a ese llamado sólo acudieron jóvenes,
jóvenes sin olvido, jóvenes de éste siglo.
Ellos tomaron la bandera de la curiosidad y del asombro
Y se reunieron
Y nos reunieron a todos el 6 de Febrero de 2006,
¡Por qué se permitió esta ciudad los 100 años de olvido!
Y con todos los dolores y las alegrías que ya hemos vivido
Estamos sin respuestas
Pero aquí estamos asumiendo el pasado
En este presente donde aún no tenemos cabida
Pero somos la veta, el reclamo, la indignación,
El abrazo filial, el orgullo del hijo, somos batalla
Libro, pliego de peticiones, olla común,
Semilla para el que sueña.
Gracias Javier Mercado, un abrazo profundo a Leonora
Y la los jóvenes que llenos de libertad
Nos unieron a la necesaria rebeldía de la memoria

Nelly Lemus Villa
Antofagasta, febrero de 2006

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