Ubicada a 50 km. al sur de La Plata, es una de las poblaciones más antiguas de la provincia de Buenos Aires y su puerto natural, lugar de importantes episodios en la lucha por la soberanía nacional.
En medio de una hermosa forestación de especies naturales a implantadas palmeras, espinillos, eucaliptus, talas, plátanos encuentra un pueblito de casas de fin de semana, sencillas y de cuidados jardines. Hay una casilla de teléfonos. A la derecha, un cartel indica Balneario por camino mejorado, cruzando un hermoso bosque silvestre. Hay lugar para acampar o hacer picnic, con modestas construcciones, un muelle junto al arroyo y la vegetación llegando a la orilla.
Este puerto natural fue custodia de la soberanía nacional: en 1735 el gobernador Salcedo ordenó instalar una torre vigía (al producirse la invasión portuguesa a la Colonia del Sacramento) para observar el estuario, prevenir la llegada de naves enemigas a impedir el comercio clandestino.
Como puesto de guardia, su regimiento de 80 gauchos rechazó fuerzas de desembarco brasileñas en 1826. Durante el bloqueo anglofrancés al puerto de Buenos Aires, el jefe de la expedición, almirante Leblanc, asoló las poblaciones costeras con ataques sorpresivos. Desembarcaron aquí 500 marineros, que entraron en combate con la pequeña guarnición de gauchos al mando del mayor Miguel Valle, quienes ofrecieron resistencia heroica. Los franceses, al huir, abandonaron algunas barcazas que habían usado en el desembarco y que pudieron ser vistas durante años en la playa. Hacia 1875 llegó a tener 3 saladeros y 4.000 habitantes. Fue puerto de exportación hacia Cuba, España y Brasil con carne salada y cueros, también punto de atracción de barcos piratas ingleses, holandeses y franceses para contrabando. Con la aparición de los frigoríficos, a principios de siglo, se acabaron los saladeros y se produjo el gran éxodo; su población es hoy de sólo 400 habitantes.
Durante la temporada de verano es balneario y lugar de recreación popular. Se practican deportes náuticos. Sobre la avenida de ingreso se encuentra la Iglesia y, frente a ésta, el Museo.
En medio de una hermosa forestación de especies naturales a implantadas palmeras, espinillos, eucaliptus, talas, plátanos encuentra un pueblito de casas de fin de semana, sencillas y de cuidados jardines. Hay una casilla de teléfonos. A la derecha, un cartel indica Balneario por camino mejorado, cruzando un hermoso bosque silvestre. Hay lugar para acampar o hacer picnic, con modestas construcciones, un muelle junto al arroyo y la vegetación llegando a la orilla.
Este puerto natural fue custodia de la soberanía nacional: en 1735 el gobernador Salcedo ordenó instalar una torre vigía (al producirse la invasión portuguesa a la Colonia del Sacramento) para observar el estuario, prevenir la llegada de naves enemigas a impedir el comercio clandestino.
Como puesto de guardia, su regimiento de 80 gauchos rechazó fuerzas de desembarco brasileñas en 1826. Durante el bloqueo anglofrancés al puerto de Buenos Aires, el jefe de la expedición, almirante Leblanc, asoló las poblaciones costeras con ataques sorpresivos. Desembarcaron aquí 500 marineros, que entraron en combate con la pequeña guarnición de gauchos al mando del mayor Miguel Valle, quienes ofrecieron resistencia heroica. Los franceses, al huir, abandonaron algunas barcazas que habían usado en el desembarco y que pudieron ser vistas durante años en la playa. Hacia 1875 llegó a tener 3 saladeros y 4.000 habitantes. Fue puerto de exportación hacia Cuba, España y Brasil con carne salada y cueros, también punto de atracción de barcos piratas ingleses, holandeses y franceses para contrabando. Con la aparición de los frigoríficos, a principios de siglo, se acabaron los saladeros y se produjo el gran éxodo; su población es hoy de sólo 400 habitantes.
Durante la temporada de verano es balneario y lugar de recreación popular. Se practican deportes náuticos. Sobre la avenida de ingreso se encuentra la Iglesia y, frente a ésta, el Museo.
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